ℝ𝕖𝕔𝕠𝕣𝕕𝕒𝕞𝕠𝕤 𝕖𝕝 𝕖𝕤𝕥𝕣𝕖𝕟𝕠 𝕕𝕖 🎬 Arte, publicidad y propaganda: El Triunfo de la Voluntad a 90 años de su estreno

🎬 El Triunfo de la Voluntad: Belleza, poder y propaganda a 90 años de una obra incómoda

🧨 Prólogo: El cine como arma

Tabla de las marcas para identificar a los perseguidos

Entre 1933 y 1939, el régimen nazi desplegó una maquinaria de persecución sistemática contra quienes consideraba “indeseables”: judíos, romaníes, homosexuales, personas con discapacidades, opositores políticos, Testigos de Jehová, artistas e intelectuales. Esta violencia no fue marginal ni secreta. Fue pública, escalonada y legitimada por una estrategia propagandística sin precedentes.

La propaganda nazi no solo justificó la exclusión y el exterminio, sino que moldeó la percepción colectiva, deshumanizó a las víctimas y construyó una narrativa de unidad nacional basada en el miedo, el orgullo y la obediencia. A través de medios controlados —prensa, radio, cine, educación— se difundieron mensajes repetitivos que exaltaban la pureza racial, el sacrificio por la patria y la figura mesiánica de Adolf Hitler.

En ese contexto, el cine se convirtió en una herramienta emocional y estética para glorificar el régimen y normalizar la violencia. Y en el centro de esa maquinaria visual, aparece una figura clave: Leni Riefenstahl.

🎥 Leni Riefenstahl: arte, propaganda y el dilema de la belleza peligrosa

Adolf Hitler con la cineasta Leni Riefenstahl en el mitin de Núremberg en 1934.

Riefenstahl con Hitler en el mitin de Núremberg de 1934. Fotografía: Everett/ShutterstockNacida en Berlín en 1902, Riefenstahl comenzó su carrera como bailarina y actriz, antes de convertirse en directora. Su sensibilidad estética y disciplina física marcaron un estilo visual que combinaba fuerza, simetría y exaltación del cuerpo.

Tras protagonizar películas de montaña, debutó como directora con La luz azul (1932), y pronto llamó la atención de Hitler. En 1933 filmó La victoria de la fe, preludio de su obra más famosa: El Triunfo de la Voluntad (1935). También dirigió Olimpia (1938), donde celebró la belleza física de los atletas en los Juegos Olímpicos de Berlín.

Su vínculo con el régimen nazi fue directo y privilegiado. Tuvo acceso sin precedentes a los líderes del partido, recursos ilimitados y libertad creativa. Aunque intentó presentarse como apolítica, su obra está profundamente ligada a la ideología del régimen.

📽El Triunfo de la Voluntad: estética del poder

Leni Riefenstahl disparando a Tiefland en 1940.
Leni Riefenstahl fotografiando Tiefland en 1940. Fotografía: STF/AFP/Getty

 

La película documenta el Congreso del Partido Nazi en Núremberg en 1934, un año después de que Hitler asumiera el poder. Pero más que un registro, es una puesta en escena. El título, propuesto por el propio Hitler, expresa la voluntad del líder como fuerza unificadora del pueblo alemán.

Filmada con más de 30 cámaras, grúas, planos aéreos y montaje rítmico, revolucionó el cine documental. Riefenstahl utilizó ángulos dramáticos, simetría perfecta y música envolvente para emocionar y persuadir al espectador. Cada encuadre está diseñado para glorificar al Führer, mostrar multitudes ordenadas, jóvenes vigorosos y símbolos de poder.

La historia se convierte en espectáculo. El cine deja de ser testigo y se vuelve cómplice.

⚖️ Impacto y controversiaEl triunfo de la voluntad - Wikipedia, la enciclopedia libre

En su estreno, la película fue aclamada por su perfección técnica y ganó premios internacionales. Pero su contenido propagandístico generó rechazo en círculos democráticos. La crítica Susan Sontag advirtió que la admiración por su estilo no debe despojarse del contexto ideológico.

Riefenstahl alegó que solo buscaba belleza. Pero su obra está intrínsecamente ligada al fascismo. Sontag señala que su estética promueve ideales autoritarios, y que su narrativa visual es inseparable del régimen que la financió.

📡 Legado y preguntas abiertas

El Triunfo de la Voluntad marcó un antes y después en el cine documental, la publicidad política y la estética del poder. Su lenguaje visual ha sido replicado —y parodiado— en campañas, videoclips y películas como Star Wars o The Wall.

A 90 años de su estreno, el film sigue siendo estudiado no como modelo ideológico, sino como advertencia sobre el poder de la imagen. Su legado plantea preguntas urgentes: ¿Puede el arte ser bello y peligroso al mismo tiempo? ¿Qué responsabilidad tiene el artista frente a la historia? ¿Cómo enseñamos estas obras hoy, sin caer en la fascinación acrítica?

🪞 Epílogo: mirar sin rendirse

El cine tiene el poder de emocionar, seducir y transformar. Pero también puede manipular, ocultar y legitimar. El Triunfo de la Voluntad nos recuerda que la belleza no es inocente, y que la forma nunca está del todo separada del fondo.

Mirar esta o bra hoy no implica celebrarla, sino entenderla. Desarmar sus mecanismos, cuestionar sus silencios, y usarla como espejo para pensar cómo se construyen los relatos del poder.

Porque si el cine puede ser arma, también puede ser memoria.

 Triunfo de la Voluntad

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