A propósito del 24 de marzo: Luces y sombras de la lucha: Una ventana a la memoria del Cine
A propósito del 24 de marzo: Día de la memoria por la verdad, la justicia y Reflexión
Alzamiento y Revolución: La Formación de Fuerzas Irregulares en la Búsqueda de Cambio
Luces y sombras de la lucha: Una ventana a la memoria del Cine
Introducción
América Latina como en otras partes, la escena urbana en la década del 70 ha sido el punto focal de la violencia política organizada, de la teoría revolucionaria, y de la consideración académica de ellas. Los indicadores recuerdan que los lugares citadinos para el uso antiestatal de la fuerza organizada fueron frecuentes en América Latina.
guerra de la guerrilla urbana era imperante y los revolucionarios latinos tenían una serie de ejemplos contemporáneos en los cuales basarse. Los métodos urbanos de terror habían podido ser exitosos en Chipre en la campaña de la Organización Nacional de Combatientes Chipriotas (EOKA) en contra de los británicos desde 1955 hasta 1959 y para el Frente de Liberación Nacional en contra de los franceses en Argelia desde 1954 hasta 1962.
Estas organizaciones irregulares, pese a la gran disparidad de fuerzas, han logrado eficaces formas de resistencia e incluso asestar fuertes golpes a las grandes potencias militares circunstancias que, obviamente, han generado una gran alarma y una fuerte crisis.
El combate urbano y la lucha contra el «enemigo interno» son conceptos relevantes en esos momentos.
La década del 70 en América Latina no solo fue testigo de la violencia y la resistencia, sino también de un cambio en la conciencia social y política. La lucha urbana, más allá de sus tácticas y enfrentamientos, reflejó un profundo deseo de transformación y justicia. A través de la adversidad, surgieron voces que aún resuenan en la búsqueda de una sociedad más igualitaria. La memoria de esos tiempos sigue viva, instándonos a recordar y aprender de la historia para forjar un futuro mejor.
Cuando se creía en el hombre nuevo
Que nacería con un fusil en la mano…Pero los hombres viejos también lo tenían
Década del 70, dos golpes de Estado, dos cambios de presidentes de facto, resistimos en Argentina. El primero el General de brigada Marcelo Levingston (1970-1971) y a este lo echa su jefe, que no tiene más remedio que apropiarse de la presidencia el comandante en jefe del Ejército Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973). El convulsionado ejército de esos años, ya estaba en el gobierno nacional mediante un golpe de Estado desde el 28 de junio de 1966. Pero convulsionada la sociedad toda, la Argentina toda, por las causas sociales imperantes y determinantes de complejas consecuencias, en el que influyeron factores económicos, políticos e ideológicos, religiosos y más un fuerte antagonismo.
Cabe aclarar que el momento histórico de las décadas de los sesentas y los setentas es similar en todo el sur del Río Bravo y el muro fronterizo, con un proceso de reemplazo de la política democrática por una fuerte militarización, las elecciones fueron reemplazadas por “golpes de Estado”, la actividad legislativa, de los partidos políticos y sindicales por grupos revolucionarios armados, las fuerzas del orden interno y externo de cada país se transformaron en oscuros grupos de represión y aniquilamiento de los adversarios políticos bajo órdenes de gobiernos de facto y la justicia también es parte de esta descomposición. Es característica principal en todo Latinoamérica la desagregación progresiva del papel de los tres poderes en que se divide el Estado democrático, como articulador de la vida pública y promotor del desarrollo económico.
Nuestro país resulta indisociable del proceso de que sufrió el continente, un golpe de Estado depuso al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, agrandó la situación con su actitud para terminar con el fenómeno de la politización y la radicalización militante de los grupos de izquierda revolucionaria y peronismo revolucionario, como se autodenominaban. Tomándose ese día para conmemorar en nuestro país el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia para recordar a las víctimas de lo que fue la última dictadura militar, proceso que se inició entonces el 24 de marzo de 1976.
El Cine y la reconstrucción de la memoria
Cinematografía durante la dictadura
En cantidades de estrenos durante los años 1976 al 1982 es de 20 películas promedio bajo en relación a los años anteriores y el género predominante es la comedia de carácter moralista, pues el criterio del Instituto Nacional de Cine (INC) dirigido por un capitán de fragata (Jorge E. Bitleston), era apoyar través de subsidios y premios “a todas las películas (nacionales) que exalten los valores espirituales, morales, cristianos, e históricos o actuales de la nacionalidad, o que afirmen los conceptos de familia, de orden, de respeto, de trabajo, de esfuerzo fecundo y de responsabilidad social, buscando crear una actitud popular optimista para el futuro, evitando en todos los casos escenas o diálogos procaces”. Textual lo dicho por el capitán de fragata.
Para poder llevar con más firmeza este proyecto los militares en otro gobierno de facto, el de 1966 con la presidencia de Juan Carlos Onganía, en 1968 crearon por decreto ley el “Ente de Calificación Cinematográfica”. Con plenos poderes para controlar lo que trata, quienes lo hacían y como quedaba terminado un filme. Con esa omnipotente autoridad en sus 14 años de existencia mutiló muchas y prohibió la exhibición de casi 52 películas por año. Y para llevar adelante esta “moralizante función” los militares dejaron un confeso nazi clerical, periodista y crítico de Cine llamado Miguel Paulino Tato en la dirección, pues él ya estaba en ese cargo nombrado por el gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón en agosto de 1974, manteniéndose en su devastadora misión hasta fines de 1980.
La acción de este oscuro personaje arbitrario y prepotente quedó en la historia como la del mayor censor, inspirando en 1974 a Charly García, en ese momento con el conjunto “Sui Géneris” la canción “Las increíbles aventuras del Señor Tijeras”. Y una película dramática fantástica “El censor” (1995) dirigida por Eduardo Calcagno y protagonizada por Ulises Dumont, recibiendo este premios por su actuación.
Toda la efervescencia renovadora de los años anteriores fue prohibida y a los cineastas que la representaban, las FFAA en el poder los persiguieron, los reprimieron, los censuraron. Se los echó del país como entre otros a Fernando Solanas, Gerardo Vallejos, Octavio Getino, Lautaro Murúa, Humberto Ríos, Jorge Cedrón y lo peor para algunos se los desapareció, ente estos se encontraban Enrique Juárez, Raymundo Gleyzer y Pablo Szir.
.Sui Géneris” –
“Las increíbles aventuras del Señor Tijeras”
Los films de esa etapa
Un director que siempre estuvo, el prolífico Enrique Carreras que en 40 años de director filmó 97 películas, y de las cuales realizo 13 cintas entre 1976 y 1982. De las que tendremos en cuenta “Las procesadas” (1975), “Los chicos crecen” (1976) y “Los drogadictos” (1979).
Mario Sabato (hijo de Ernesto Sabato) que comenzó su carrera en 1981 y hasta 1983 realizó 15 film de estos 12 y uno de sus dos guiones en este periodo. En ocasiones firma con el seudónimo de Adrián Quiroga. Podríamos tener en cuesta de este “Los golpes bajos” (1974), “El poder de las tinieblas” (1979) y “Tiro al aire” (1980) y el guion “La fiesta de todos” (1979) Adrián Quiroga. Sin dejar de lado las tres filmadas, como Quiroga, en la moda James Bond, “Los Super agentes…”.
Otro director que comienza a trabajar en ese periodo es Ramón –Changuito- Bautista –Cañero- Ortega, “Palito Ortega” su primera película es en el año 1976 y su última 1980. Como protagonista actúa en 33 películas de las cuales 11 son entre 1976 y 1983. De él mencionamos que en otras dirigió «Dos locos en el aire» (1976), “Brigada en acción” (1977) y “Las locuras del profesor” (1979).
Un ejemplo de como muchos actuaron, ante las imposiciones del momento, es comparar las películas de padre e hijo Carlos Borcosque. Los films se llaman igual (como ellos) “…Y mañana serán hombres”, el padre la filmo en 1939 y la remake el hijo en 1979. La versión de 1939, basada en hechos reales: la increíble acción transformadora de José Amatuzzo (un verdadero olvidado sociólogo pedagogo, digno de ser estudiado), este logra que el sombrío reformatorio, una cárcel de niños, Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, sea una verdadera institución digna y creadora de futuro (una revolución en aquel momento 1925, tomada como ejemplo internacionalmente). La remake, del 1979, muy parecida a la del padre pero más edulcorada y superficial, desubicada, en momentos los hechos de los niños sufrían las aberraciones de las fuerzas de los grupos parapoliciales.
La capacidad artística y usando la alegoría como recurso, permitió una sutil línea contestataria. Como lo logrado por José Martínez Suárez (hermano de Silvia y Mirta) en su comedia negra “Los muchachos de antes no usaban arsénico”. Estrenada a casi un mes del golpe el 22 de abril de 1976, y por las características se puede interpretar como una especulación apesadumbrada de los tiempos que corrían. Esta película se puede ver en YouTube, es una verdadera joyita.
En este estilo, nos encontramos con “Crecer de golpe” (1977) de Sergio Renán, inspirada en la novela Alrededor de una jaula, de Haroldo Conti (secuestrado y asesinado, confinado por el propio militar presidente Rafael Videla). Desconcierta por qué un año después, el director que por su opera prima el film “La Tregua” (1974) logro por primera vez para argentina y segunda sudamericana en ser nominado al Óscar a la mejor película extranjera, de una regular calidad en sus creaciones, decía cuesta entender que 1978 filmara “La fiesta de Todos” (1978) …
El multipremiado y creador, Alejandro Doria, de la cinta cómica de culto “Esperando la carroza” (1985) estrena “La isla” (1979) y “Los miedos” (1980).
Dos películas “Tiempo de revancha” (1981) y “Últimos días de la víctima” (1982) las estrena Adolfo Aristarain un director de solidez narrativa que se incorpora al Cine Político. Desde ambos títulos ironiza la realidad. Es evidente que la dictadura comienza a caer y nuevos aires de apertura se sienten en las creaciones, como estas últimas comentadas, “Plata dulce” (1982-83), de Fernando Ayala otro controversial y fecundo creador.
Desde el exilio
Algunos de los lograron salvar sus vidas huyendo del país, también trataron de hacer Cine denunciado lo que aquí sucedía, claro que en una situación muy difícil, la falta de apoyo económico la principal. Dos grupos se formaron en la época anterior al golpe, el de Cine y Liberación de origen peronista con Pino Solanas como unos de sus principales mentores y otro de izquierda Grupo Cine de la base, obvia raigambre clasista y cuestionaba las ideas de conciliación de clases. De este grupo sufre el secuestro y muerte de su fundador Raymundo Gleyzer un director y crítico de cine. Sus realizaciones son 10 y eran documentales, de los cuales podemos recordar “México, la revolución congelada” (documental) (1973), “Los traidores” (1973) y ”Me matan si no trabajo y si trabajo me matan: La huelga obrera en la fábrica INSUD” (documental) (1974). Sus compañeros estrenaron en Perú “Las tres A son las tres armas” (1977), fue el primer material cinematográfico de propaganda contra el golpe, idea inspirada a partir de la carta de Rodolfo Walsh a la Junta Militar. Presentada por sus realizadores como cortometraje de “denuncia de la resistencia cultural en el exilio”.
“La vaca sagrada” es otro documental hecho por Jorge Giannoni en 1977, también perteneciente al Grupo Cine de la base, en el también habla de la dictadura militar.
En el 1978, “Resistir” (1978), una entrevista a Mario Firmenich, sobre la agrupación Montoneros, hecho por Jorge Cedrón. Reportaje al máximo jefe de los montoneros, en el exilio. Es probable por las características que sea de adoctrinamiento ( bajada de línea) a los militantes.
Año 1979, en México, Humberto Ríos, hace un documental que acumulaba experiencias, reflexiones y denuncias de los exiliados argentinos, llamado “Esta voz entre muchas”.
He tratado de describir el Cine en los 7 años del golpe que se apropió del gobierno nacional que se auto tituló Proceso de Reorganización Nacional, que fue una dictadura cívico-militar. Lo que vino después es otro tema.
En el tiempo después, el Cine pudo responder en gran escala a la necesidad de ubicar a los torturadores y torturados, los desaparecidos, con la secuela de los niños apropiados. Pero a mi criterio lo que falta es una seria critica, autocritica y revisión de ese terrible pasado. El cine no solo sirve como registro histórico, sino también como un espacio para el diálogo y la sanación colectiva, invitando a la sociedad a confrontar y procesar las heridas dejadas por la dictadura cívico-militar.
Conclusión: El Cine como resistencia en la dictadura
a)- Las películas argentinas producidas durante el período del Proceso Militar (1976-1983) se caracterizaron por la censura, la autocensura y la utilización del Cine como herramienta de propaganda por parte del régimen.
- Cine bajo censura: La dictadura impuso una férrea censura sobre la producción cinematográfica, prohibiendo temas, personajes y escenas que consideraba subversivos o contrarios a su ideología.
- Autocensura: Muchos cineastas optaron por la autocensura para evitar problemas con la censura oficial. Esto limitó la libertad creativa y la diversidad de temas en el Cine argentino.
- Cine como propaganda: El régimen militar utilizó el Cine como herramienta de propaganda para difundir su ideología y legitimar su poder. Se produjeron películas que exaltaban la figura del dictador, la violencia y el patriotismo militarista.
- Resistencia cultural: A pesar de la censura y la autocensura, algunos cineastas encontraron formas de resistencia cultural. Utilizaron metáforas, simbolismos y sutilezas para expresar críticas al régimen y denunciar las violaciones a los derechos humanos.
- Importancia del Cine de la dictadura: El Cine argentino de la dictadura es un documento histórico invaluable que nos permite comprender las condiciones de represión y censura que se vivieron en ese período.
b)- Las películas argentinas del período 1976-1983, realizadas bajo la sombra de la dictadura militar, constituyen un corpus fílmico singular. Estas obras, sometidas a censura y autocensura, se convirtieron en un espacio de resistencia cultural, utilizando estrategias narrativas y estéticas para desafiar el régimen y mantener viva la memoria de las víctimas.
- Denuncia y testimonio: A pesar de las limitaciones, algunas películas lograron denunciar veladamente la violencia y el terror del régimen, mostrando sus efectos en la sociedad. Otras, a través de metáforas y simbolismos, expusieron las contradicciones y el clima de opresión.
- Evasión y entretenimiento: En un contexto de censura y represión
- , el Cine también brindó un espacio de evasión y entretenimiento para la población. Comedias, musicales y películas de género permitieron al público escapar de la realidad por un momento.
- Un legado invaluable: El Cine argentino de la dictadura es un legado invaluable que nos permite:
* **Acceder a una memoria histórica:** Estas películas rescatan del olvido las atrocidades del Proceso Militar, visibilizando el dolor y la lucha de las víctimas.
* **Reflexionar sobre el pasado:** El Cine nos invita a analizar las causas y consecuencias de la dictadura, promoviendo un debate crítico sobre la historia argentina.
* **Valorar la libertad de expresión:** Estas obras nos recuerdan la importancia de la libertad de expresión y el rol del arte como herramienta de resistencia.
C)– En definitiva, el Cine argentino del período que tratamos de analizar, se erige como un testimonio de la lucha por la libertad y la memoria. Es un legado que nos interpela como sociedad y nos invita a construir un futuro más justo y democrático.
Por esto se hace imprescindible:
- La importancia de seguir investigando y difundiendo este tipo de Cine: Es fundamental que las nuevas generaciones conozcan y comprendan este período oscuro de la historia argentina.
- La necesidad de políticas públicas que fomenten la preservación y restauración de estas películas: Es vital que el Estado apoye la conservación de este patrimonio cultural.
- El rol del Cine como herramienta educativa: Las películas sobre la dictadura pueden ser utilizadas como herramientas pedagógicas para promover el debate y la reflexión en las aulas.
La importancia del cine durante la dictadura: memoria, resistencia y construcción democrática
El Cine ha jugado un papel crucial en la documentación y preservación de la historia durante periodos de represión, como fue el caso de las películas producidas durante la dictadura. Estas obras no solo sirven para educar a las nuevas generaciones sobre el contexto histórico de la época, sino que también destacan la importancia de la libertad de expresión como un derecho fundamental en la lucha contra la opresión.
Más allá de su valor educativo, el Cine actúa como una herramienta de memoria y resistencia. Las películas realizadas en tiempos de dictadura constituyen un testimonio vivo de la lucha por la justicia y la verdad, ofreciendo una perspectiva única que desafía la narrativa oficial y promueve el cuestionamiento crítico.
Además, el Cine tiene el potencial de influir en la construcción de una sociedad democrática. Al fomentar la libertad de expresión y mantener viva la memoria colectiva, el Cine puede inspirar a los ciudadanos a participar activamente en la creación de un futuro más equitativo y justo. En este sentido, se convierte en una herramienta poderosa para la transformación social y la consolidación de valores democráticos.